Por Francis Frangipane
Cristo mismo es el plan eterno para nuestras vidas. Sólo al estudiarlo a Él, midiéndonos nosotros mismos por Él, crecemos de manera segura sobre el fundamento de Dios.
Amados, hemos sido creados para ser como Cristo. ¡El plan de Dios no se ha desvanecido o vuelto obsoleto! Así como Cristo no ha cambiado, tampoco lo ha hecho el plan de Dios para la iglesia. Nuestra transformación arde en el corazón de Dios " hasta que todos "lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo " (Ef. 4:13).