Por Francis Frangipane
Si usted cree que conoce a Dios, pero no vive su vida en gratitud ante Él, es dudoso que realmente lo conozca. Un corazón agradecido honra a Dios. Demasiado a menudo cuando decimos que " conocemos a Dios ", lo que queremos decir es que sabemos hechos acerca de Dios. Pero debemos preguntarnos: "¿Realmente Lo conozco?"
Pablo advierte que el saber doctrinas acerca de Dios no es suficiente para entrar en la vida eterna. Él dijo,
"Porque desde la creación del mundo, sus atributos invisibles, su eterno poder y divinidad, se han visto con toda claridad, siendo entendidos por medio de lo creado, de manera que no tienen excusa. Pues aunque conocían a Dios, no le honraron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se hicieron vanos en sus razonamientos y su necio corazón fue entenebrecido" (Ro. 1:20-21).
A pesar de que podemos conocer a Dios, si no " le glorificaron como a Dios ni le dieron gracias " a Él en nuestro caminar diario, nuestras mentes se oscurecen. Cuando estamos en ese endurecido e ingrato estado de la mente, cada palabra que hablamos es una chispa encendida por el infierno, creada para destruir la calidad de nuestras vidas (Santiago 3:6).
HW Beecher dijo, "El orgullo aniquila a la acción de gracias. . . Un hombre orgulloso rara vez es un hombre agradecido, porque él nunca piensa que recibe todo lo que se merece. “¡Debemos estar agradecidos de que no recibimos lo que merecemos!”
Cuando Dios nos da menos de lo que deseamos, no es porque Él nos está enseñando pobreza; lo que Él nos está enseñando es gratitud. Vea usted, la vida – la vida verdadera - no se basa en lo que acumulamos, sino en lo que disfrutamos. Aun en circunstancias difíciles Dios nos da mucho que apreciar. Fracasamos en ver lo que el Señor ha provisto porque nuestros corazones están equivocados.
Alguien una vez dijo: "Cuando veo a un hombre pobre que es agradecido, sé que si fuera rico, sería generoso. " Un espíritu agradecido es semejante a un espíritu generoso,tanto para apreciar como para recibir las riquezas de Dios. Cuando somos agradecidos con poco, Dios puede confiarnos con mucho.
El mensaje que antecede ha sido adaptado de un capitulo en el libro del Pastor Francis, El Refugio de Dios disponible en www.arrowbookstore.com.