La copa, Parte II

Por Francis Frangipane
 
El liderazgo es un llamado a morir a uno mismo
En Mateo 20:17-19, Jesús buscó preparar a sus discípulos para las dificultades que les esperaban. Advirtió que vendría un tiempo en el que sería burlado, azotado y crucificado por causa de la redención. En medio de esta advertencia absolutamente sombría, increíblemente, ¡la madre de Santiago y Juan pidió a Jesús que cumpliera las ambiciones de su familia! Ella dijo: "Manda que en tu reino se sienten estos dos hijos míos, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda" (v. 21).
 
Ella está pensando en avance, posición y lugar; Jesús está pensando en azotes, burlas y muerte. Ella está buscando la corona; Cristo habló de la cruz. La respuesta de Jesús no sólo habla de acallar sus ambiciones, sino también de las nuestras: "No sabéis lo que pedís. ¿Podréis beber la copa que yo voy a beber?" (v. 22).

La Copa, Parte I

Por Francis Frangipane

Muriendo a la ambición

Cuando llegué a Cristo por primera vez, el Señor me dio un sueño sobre mi futuro. Pensé que todo lo que el Señor decía debía ocurrir inmediatamente; No sabía del trabajo de preparación y muerte a uno mismo, de aprender a tener paciencia y mantener la visión a través de las pruebas, que ocurriría antes de que la promesa de Dios se cumpliera. En consecuencia, me llené de ambición. La ambición es el primer motivo que surge en los espiritualmente inmaduros. Yo era como los discípulos que, pocos días después de la resurrección de Jesús, ya preguntaban: "Señor, ¿restaurarás el reino en este tiempo?". (Hechos 1:6).

La ambición es muy engañosa. Puede parecer simplemente obediencia, sin embargo, debido a que realmente no conocemos al Señor, la voz a la que obedecemos no es la de Dios, sino la nuestra. Nuestra visión en realidad puede ser de Dios, pero nuestro motivo puede ser uno mismo. En consecuencia, donde hay ambición, Santiago nos dice que pronto surgirán "desorden y toda clase de males" (Santiago 3:16). ¿Por qué? Porque empezamos a pensar que podemos cumplir la voluntad de Dios a través de la fuerza del hombre. Buscamos un gran avance; Dios quiere darnos quebrantamiento.