La guerra sobre la realidad

Por Francis Frangipane

El principio del desplazamiento
“Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo” (Apocalipsis 12:7-8). Observe la frase, “ni se hayo ya lugar…para ellos en el cielo.” La guerra contra principados involucra desplazamiento: Cristo llenando los territorios espirituales que una vez fueron mantenidos por Satanás.


Esta guerra en el Cielo es un hecho difícil de comprender para muchos de nosotros. ¿Cómo pueden los ángeles y los demonios, seres que no pueden morir, tener una batalla? ¿Con qué luchan? ¿Y cómo se conquistan unos a otros? Sin exceder los límites de nuestro conocimiento, podremos decir con toda seguridad: Toda batalla espiritual se centra sobre un hecho básico. ¿Quién controlará la realidad en la tierra? ¿El cielo o el infierno?

Cuando se trata de la batalla entre ángeles y demonios, la lucha descansa no tanto en el armamento físico, sino en el poder de acuerdo entre la humanidad y el ámbito espiritual. Leemos en Efesios 6 que las “potestades” y los “principados” ocupan las “regiones celestes” (v.12).  Pero también leemos en Efesios 1:10 que el expreso propósito del Padre es reunir en Cristo todas las cosas, “las que están en los cielos y las que están en la tierra”. Efesios 1:10 nos revela el glorioso plan de Dios: que “por medio de la iglesia”, Dios se ha propuesto hacer conocer la multiforme sabiduría de Dios a los principados y a las potestades “en los lugares celestiales”.  Vea usted, a medida que el cuerpo de Cristo en la tierra se pone de acuerdo con su Cabeza en los cielos, el Espíritu de Cristo mismo desplaza las potestades de las tinieblas en las regiones celestiales.

En otras palabras, cuando la iglesia en la tierra es agresiva en sus acuerdos con la voluntad y la Palabra de Dios, entonces la presencia de Dios aumenta en el ámbito espiritual, proporcionalmente desplazando la influencia del infierno en la tierra. Inmediatamente después, manifestándose en el mundo de los hombres, vemos  avivamientos, sanidades y milagros. Pero cuando la iglesia es pasiva, indiferente o carnal, las potestades del infierno aumentan su gobierno sobre los asuntos de los seres humanos: los matrimonios se rompen, el crimen aumenta, y la liviandad se desenfrena. ¡Debemos ver que nuestras oraciones, actitudes y acuerdos con Dios, son en el establecimiento de  la realidad del reino de Dios en la tierra!


Adaptado del libro de Francis Frangipane, Los tres campos de la lucha espiritual disponible en www.arrowbookstore.com.